
Francisco Mardones es una persona de 59 años que se levanta de lunes a sábado para trabajar en la feria de la Avenida Costanera en la comuna de San Bernardo. Nos cuenta por qué se dedicó a trabajar en el rubro, su breve paso por una universidad, cómo lo hace para lidiar con las lluvias todos los años durante los inviernos, la confianza de las personas en las ferias y sus impresiones de este temporal, que se originó este jueves. En esta ocasión decidió conceder una entrevista a este medio.
¿Cuándo y por qué se dedicó a trabajar en este rubro?
Yo me dediqué a trabajar en este rubro a los seis años, porque teníamos que subsistir de alguna manera, y lo más rentable para esa época era vender frutas y verduras, ya que en mi casa éramos mi papá, mi mamá, mis seis hermanos y yo, y la plata no alcanzaba para todos. Yo iba a la escuela, después, al liceo y no iba cuando había días de feria. Con el tiempo me fue gustando el rubro y empecé a obrar con más ganas, debido a que ingresaba mucho dinero a mi hogar. Tanto que quise estudiar Ingeniería Comercial, ya que me gusta esto de las finanzas y las matemáticas, y a la larga convertirme en un buen economista.
¿Cómo fue que quiso ser economista y por qué su paso por una universidad fue breve?
Como le respondí en la otra pregunta, me gustan los números, tenía una fascinación por ellos, tanto que tenía buenas notas en matemática y ayudaba a los que tenían alguna duda o problema, salía con buenos promedios en matemática. Yo sentía que quería mejorar la economía de Chile. Di la PAA (Prueba de Aptitud Académica, una antecesora de la PAES), no me acuerdo de cuántos puntos saqué, pero salí con un alto puntaje. Postulé con ese puntaje en la (Universidad de) Chile y quedé seleccionado de los primeros. Entré en el 1984 a estudiar Ingeniería Comercial. Fue una bonita experiencia y me sentía mucha cosa, aunque las tareas eran lo más pesado. Hasta que todo cambió: en enero del 1986, a mi papá le dio un Accidente Cerebrovascular mientras él estaba descansando en la casa, debido a que no logramos vender mucho. Total que eso me desmotivó de seguir estudiando, porque no tendría cabeza pa’ los estudios, así que dejé la carrera en marzo y empecé a trabajar más en la feria.
A propósito, ¿Cómo lo hace para enfrentar las lluvias en la feria durante este tiempo todos los años?
Yo siempre compro aserrín, tengo toldos de un nailon duro y escobillones, para así evitar el riesgo de resbalones y evitar empaparme la ropa y los zapatos, y pala para sacar el aserrín que está humedecido. Cuando el agua es demasiada, le pedimos ayuda a algún colega feriante si tiene bomba o al menos si tiene algún contacto que tenga bomba. Cuando algún o alguna feriante pide ayuda, yo ayudo sin dudar ni demorarme. Igual entre todos nos ayudamos, ya que algo que no falla en esta feria es la solidaridad. Nunca nos rendimos, ya que primero, tenemos que llevar el pan a nuestros hogares, y lo otro, que tenemos que seguir ofreciendo producto frescos a la gente.
¿Cómo se refleja la confianza de las personas en las ferias libres?
La confianza se nota cuando las ferias están llenas de gente. Vienen aquí porque ofrecemos los productos más baratos -aunque con algunas variaciones de precios entre unos comerciantes y otros- que en las tiendas, los almacenes y los supermercados, además que los vendemos en buen estado y les damos la oportunidad de que prueben algunos. Y aquí no solo se vende verduras y frutas, también se venden productos de aseo, ropa, plantas, etc. Aquí hay más cercanía y cariño con los clientes. Y uno tiene la oportunidad de conocer sus realidades.
¿Cuáles son sus impresiones sobre este temporal?
La verdad, nunca había llovido tanto en San Bernardo, no llueve así todos los años. La última vez que llovió fuerte como ahora fue como en el ’97. Es algo que a uno lo deja para adentro. Con mis socios tuvimos que gastar mucho en nailon y en aserrín, ya que se hacían poco frente al tremendo aguacero. Veo las noticias y me da una tristeza ver a tanta gente sufriendo con este temporal. Siempre he pensado que la naturaleza tiene poder. Hay algunas personas que creen que toda la naturaleza es dominable, pero eso es solo por un momento sostenido por una ilusión. Cuánta gente construyó casas a orillas de los ríos. La demasiada cantidad de basura que hallaron en el Mapocho. Esto deja en claro que a la naturaleza se le tiene que respetar. Además, las obras públicas se tienen que mejorar y hacer más resistentes frente a las corrientes de agua. Sólo pido que Dios nos cuide frente a cualquier calamidad que venga.